Friday, September 08, 2006

Los Malparidos

Hay que ser bien malparido para referirse al otro en ese término. Hay que serlo harto para decirle al prójimo que nació por atrás como un desecho. Y hay que serlo más para decirlo en una emisora a modo de editorial edificante. Malparido el que lo hace.
Por suerte esta palabrita es manilarga, como guante de goma, y se estira para tocarle el traste a los que opinan en la prensa con calzoncillos de analistas políticos, cuando se limpiaron con el país. Pues les digo: M-a-l-p-a-r-i-d-o-s. Los hijos de Bánzer, los primos de Tuto, los cuñados de Goni. Y que me perdonen esas familias, si los gran paridos al revés no son parientes de sangre. Son hijos, primos, cuñados y amantes políticos, que es peor.
Don José Guillermo opina. Don Roberto Bi-de-esa (de aquella y de varias más), opina. Don Manfredo tira la mano y esconde la piedra. La piedra que me dan esas caras duras!
Hay que ser bien malpa para pedir otro país. Para pintarrajear anónimo una pared diciendo Independencia. Separatismo. Nación Camba, cambia. Independendícense de esta vida y hagan pues hermanos, su revolución al otro lado del hueco.
Los re malpa son también esos que dicen que en este país no se puede. Que acá la cosa no da más. Que acá somos provincia y que esto es pues, banana republic (ojo, que los grandísimos Eme lo dicen en inglés). Un caso de estos son los escritores. Dicen de su rubro que es un ‘mundillo’ (¿Será que les pica el culillo?). Dicen que no hay ambiente. Dicen que lo que produce la pluma boliviana no da ni para panfleto. Los muy muy escupen para arriba, en lugar de poner las letras bolivianas en un buen lugar.
Con actitudes así, no va a quedar bobo en pie.
¿Por qué no nos dejamos de malparideces y nos miramos al espejo bien cholitos, blancos, mestizos o descalzos? Orgullosamente cholos-chotos-cunumis-proleta y proletras. ¿Por qué no nos dejamos de cojudeces partidarias y políticas para vernos el ombligo peludo los unos encima de las otras? Mejor aún si es media luna que encaje contra la otra media luna, para así ser luna lunera y nos cascabeleamos a los malparidos para que sean raza extinta. Si es que a punta, con el perdón de la editora que no me va a publicar, de penes y vaginas es que se hace la bolivianidad. El croceño, potochino, benizolano, ororeño, cocha- bambino (como dijo el valluno con aires tanos), son todos productos de la que te conté con la que te vi. Bienvenidos al show del chiste que estamos vivos Don Alcides. Hay que procrear que del bajo vientre sale la identidad. ¡Autonomía para el órgano! Que, a decir verdad, más parece una flauta.
Cerremos los periódicos y escondamos las pilas para el transistor. Quememos el televisor, que quizás mañana Unitel encuentre la cara de cristo en un chuño (y TVB transmita la canonización de Ebrio Inmorales). Vamos a los pozos a escribir nuestras iniciales con orina en una pared. Vamos al chiriguano, dije tiempo ha. Vamos a ponerle pollera a la mujer camba, un chulo al mojón con cara y una buena bomba al Estensoro del cuarto anillo (me reservo la cabeza de Max). Dejemos las malparideces, como este mi artículo, para la almohada. Mejor si es ajena, que del bautizo de los niños huachos se encarga el cardenal